Después de leer esta noticia que encontramos por las redes, nos pareció buen momento para contaros una historia que nos ocurrió hace unos años y que viene al caso con esta información que cuentan en la imagen.

Hace años teníamos en pupilaje una yegua que era de una chica de Berdún , un pueblo a unos 20km del nuestro. La yegua que se llamaba Leyre, estuvo en pupilaje varios años, durante los cuales tuvo un potrillo con nuestro caballo.  Por motivos de trabajo y de nuevos proyectos la dueña tuvo que llevarse a Leyre y al potrillo a un campo que tenían en Berdún. Hasta aquí no hay nada de la historia que nos llame la atención, lo bueno viene cuando a los tres años de habérselos llevado un día recibo una llamada de una vecina del pueblo preguntándome si se nos habían escapado dos caballos, que se los había cruzado por la carretera. Después de comprobarlo y ver que no eran nuestros, nos fuimos con el coche a dar vueltas por la carretera que los habían visto para ver si los encontramos. Estuvimos un rato dando vueltas y vueltas y nada, así que nos fuimos a comer. A la vuelta, encontramos la sorpresa, eran Leyre y Polvorín que estaban en la puerta de la nave relinchando como sí saludarán a los que habían sido sus compañeros. Después de tres años de habérselos llevado en un van, fueron capaces de encontrar el camino de vuelta por la carretera hasta su antiguo hogar. Les dejamos entrar a la nave y salir al campo con todos los demás y corrían y relinchaban como los niños en un patio de recreo, era mágico verles juntos y pensar como fueron capaces de llegar, ya que ellos no habían ido nunca andando por esa carretera.

Y con esta breve pero real historia hacemos nuestra aportación al reciente estudio que han publicado citado arriba.

 

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